Borja el escritor (liquidación). 

Borja se levantó por la mañana pensando en su blog de extrema autoayuda, debía actualizarlo antes de que la cúpula de su organización terrorista comenzara a sospechar. Lo último que deseaba era ser descubierto, parecer débil. Decidió hacer algo osado. Creó una cuenta para generar ingresos publicitarios por los contenidos de su blog. El dinero conseguido lo destinaría a la causa. Hasta entonces el contenido del blog de Borja había sido el previsible en un escritor afamado por escribir libros de autoayuda, ahora utilizaría un lenguaje de tono iracundo, con una semántica cruda, de una acritud sin disimulo de rabia, desmelenada la desvergüenza e impúdica la altisonancia blasfema, la propia de un energúmeno furibundo poseído por un odio criminal incontenido. Fue un paso peligroso, pero muy efectivo. Las plataformas dedicadas a la venta y promoción de libros blasfemos, malditos o subversivos comenzaron a insertar anuncios en el blog de Borja, permitiéndole recaudar cantidad suficiente para financiar otro atentado.                                                                                              El mundo de la autoría y edición literaria ofrecía a las organizaciones terroristas de extrema narrativa  infinidad de objetivos, desde editoriales fraudulentas hasta famosillos oportunistas que se apuntaban a la moda de narrar sus fascinantes vidas, tan brillantes como las candilejas de un proscenio teatral. Borja se preguntaba cuál sería la mejor estrategia para generar terror dadas las distintas opciones.                           
                                

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