Borja el escritor (Bautismo de fuego). Llegado el momento de recibir el galardón Borja sacó el revólver de su chaqueta y comenzó a disparar contra los asistentes al certamen literario. El premio a la mejor novela de intriga había quedado manchado de sangre, y peor aún, con su criminal acción el terrorismo de extrema narrativa acababa de darle un terrible zarpazo al mecenazgo de la novela negra representado por el concurso. No era la primera vez que la literatura al gusto popular sufría un atentado, el año anterior un comando terrorista de extrema narrativa había irrumpido en un evento literario orientado a premiar la autoría del género autodenominado de "autoayuda", acribillando a balazos al director del concurso, a los premiados y a la mayoría de los presentes entre el público. Lo que pretendían estos terroristas era quebrantar a base de plomo el orden narrativo imperante, crear un marco literario en el que dar preferencia a narraciones extremas cargadas de odio, de un rencor furioso removido por la frustración de un mundo de felicidad artificiosa.       

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